02 enero, 2006

Estoy segura de que cuando crezca va a saltar las rayas en la banqueta al caminar

Lo mejor de visitar a mi familia en vacaciones, además de la sana tradición familiar de freirlo todo en manteca de cerdo, es pasar tiempo con Daniela, la pequeña prima de 5 años, también conocida como "la mascota oficial". Daniela lo tiene todo, pero eso no la hace menos humilde, excepto cuando te pide que le tomes una foto al lado de su nuevo auto convertible; su cuarto es una oda a la infancia, con absolutamente todos los juguetes, mascotas, ropa y accesorios que cualquier niño pudiera desear. Siempre que visito su habitación, mi infancia y la de cualquiera, parece, en comparación, salida de una página de un libro de Dickens, sólo con más mugre y moscas.
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La pequeña niña es además sumamente inteligente, prueba de ello es el sobrenombre que le puso al otro roommate al conocerlo: "El Yellow", ante su evidente origen Teutón. El yellow fue brutalmente asaltado hace un par de meses (cualquiera de estos actos es, por definición, brutal), en uno de los peores episodios que nadie tendría porqué experimentar. Durante una comida familiar, mi mamá y la mamá de Daniela estaban comentando el triste evento y el detalle de las pertenencias que habían sido robadas, mientras Daniela devolvía su comida a la mesera señalándole que los colores se había tocado y las papas alfabeto no estaban separadas en vocales y consonantes.
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Después de la comida nos dirigimos a una de esas tiendas en las que entras buscando una caja de clips y sales con un pedazo de queso de proporciones tales que funciona también como mecanismo de defensa personal contra perros rabiosos e intrusos. Cuando entramos a la tienda, la pequeña prima dentro del carrito me dirigió al área de electrónicos y, una vez ahí, a la fila donde se encuentran las laptops, esto me pareció muy raro de una persona que vive y sobrevive para pensar en dulces y que es lo suficientemente precoz para saber que tiene a la prima mayor bajo su influjo y le compraría lo que pidiera, así que le pregunté: Daniela, que hacemos aquí?
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- Aline, ¿compramos una computadora?
- Estás muy chiquita, no necesitas una laptop, además hay una computadora en tu casa.
- No es para mi, ¿le compramos una computadora a Yellow?
- Nena, las computadoras son muy caras.
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Acto seguido, Daniela me da todo su capital (15 pesos) destinado a un helado de vainilla, para respaldar la seriedad de sus intenciones,
- ¿para qué quieres comprarle una computadora a Yellow?
- Aline, a Yellow le pegaron y le robaron su computadora, ¿le compramos una computadora a Yellow?
- *lágrimas en mis regordetes cachetes* Daniela, eres mi persona favorita.

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