03 febrero, 2006

La Famine de la Patate

La semana pasada, por razones de fuerza mayor - si la apertura de un lugar para degustar Mezcal no es una razón de fuerza mayor, entonces no sé en qué tipo de sociedad enferma vivimos- tuve que delegar en Justo Chispa la ardua labor de hacer la compra de los víveres y viandas del hogar feliz. Esta tarea generalmente la realizamos juntos con la esperanza de tropezar con alguna celebridad en el Superama local, para poder fingir coolness mientras nos formamos tras Cerati en la fila de los quesos, olfateamos su cabello y murmuramos sobre el contenido de su canastita. Dada su estricta formación académica en Economía, tuve plena confianza en que el yellow sabría invertir sábiamente los vales de despensa, que evitan mensualmente que muramos de hambre, ya que no pueden ser redimidos por zapatos, accesorios y entradas a conciertos.
A mi entusiasta regreso me encontré con una canasta básica que, de acuerdo con los criterios de Justo Chispa, consistía de:
  • Cerveza
  • Un paquete de chorizos Argentinos
  • Dos paquetes de salchichas Alemanas
  • 4 barras de mantequilla Neozelandesa
  • Aceite
  • Tocino
  • Jamón de Cerdo
  • Jamón de Cerdo con aceitunas
  • Un paquete familiar de huevos
  • Una bolsa de ositos de goma, y
  • Un paquete de queso gouda del tamaño del perro Chihuahua que tuve en la infancia y murió de un infarto, al escuchar como prendía la bomba de agua.

Si el apreciable lector es hombre, tras leer lo anterior, estará pensando: tiene sentido!, si eres mujer, cuando termines de golpear tu cabeza contra la pared, sigue leyendo.

Si bien disfruto de un buen pedazo de carne como cualquier no vegetariano que creció rodeado te tacos y palmeras (una teoría sobre los vegetarianos: no es que quieran a los animales, es que odian a los vegetales) tampoco disfruto la idea de bloquear todas mis arterias en una sentada, por lo que al siguiente día regresé al supermercado para comprar comida que no sonrió en ninguno de sus procesos de maduración. Al verme llegar con bolsas del super, Justo Chispa reaccionó con una mezcla de sorpresa e indignación:

"No entiendo, yo ya había hecho las compras"

"Tuve que regresar, faltaron algunas cosas"

"Cosas, qué cosas?"

"Todos los demás grupos alimenticios"

"???"

"Justo, mi amor, sólo compraste dulces, alcohol, grasas saturadas y embutidos"

"No es verdad, compré vegetales"

"???"

"Si te fijas bien, en la parte de abajo del refrigerador ¡HAY PAPAS!"

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