Cada día, el subirse a un “micro” es retar al peligro, ver de frente a la más rampante ilegalidad, es ser testigo de la impunidad. Los choferes (y disculpen nuestros 6 fieles lectores si alguno es conductor) son lo más parecido simios subentrenados. Intentan ganarse la vida haciendo algo que no saben hacer, manejar, y ni siquiera intentan hacerlo mejor cada día. Entre las peores faltas y las que más exaltan el espíritu de esta queja puedo enumerar:
- Conducir a exceso de velocidad, mientras fuman, hablan por teléfono, escuchan música endemoniada a un volumen ensordecedor y se ligan a la señorita que va en asiento del copiloto, el asiento destinado a “la guapa”.
- Salirse de las rutas establecidas, para ahorrarse unos minutos en el tránsito.
- Pararse donde les da su gana sin respetar las paradas o los señalamientos viales.
- Tener algunos parásitos conocidos como “checadores de ruta”, los cuales por una módica cantidad de dinero invitan a los pasajeros a subir a la unidá “subale, subale, hay lugares”, retienen el tránsito, incomodan a los pasajeros, informan al conductor cual es la unidad más próxima y lo exhortan a rebasarla.
En fin, podría seguir largamente con una lista de quejas; podría hablar además de la calidad de los pasajeros, que tampoco somos de primera, pues nos importa muy poco respetar las paradas establecidas; o podría dejar de usar ese tipo de transporte, pero las alternativas tampoco son buenas. El punto es que yo gustosamente pagaría el doble o el triple si en verdad pudiéramos contar con un sistema de transporte, ya no digamos de primera, pero al menos no de quinta…
1 comentario:
Totalmente de acuerdo, qué descaro!
La otra vez me subí a un micro que olía casi casi a veneno, al parecer tenía un fallo y no podía ir a más de 20 kms/hr, por unos momentos se detuvo, fue un trayecto infernal.
Si tan sólo llevaran música bonita todo sería un poco más aguantable, pero no...
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