21 diciembre, 2007
Historias de Navidad
Hace unos días tuve que hacer algo que para mi constituye una de las cosas más molestas de la vida, ir al banco. No importa cual sea o todas las maravillas que te prometan en su publicidad, en realidad todos son el mismo fastidio. Pues ahí estaba yo, intentando disponer de mi bien ganado salario, pero los dependientes se negaban a entregármelo por que en mi credencial de elector aparece mi nombre completo, que por anticuado prefiero no usar, mientras que en mi contrato con el banco solo aparece mi nombre en versión corta. Después de media hora de argumentos, de una ira creciente, de un floreciente odio por las instituciones bancarias y sus empleados, solo quería vengarme de todos ellos. Quería una venganza cruel y despiadada, algo que en verdad doliera y humillara. No tuve que esperar nada, en ese momento me percate de que durante todo el tiempo que duro esta pesadilla, los pobres empleados habían estado usando un sombrero de Santa. Por si eso no fuera suficiente, era evidente que mientras más pasaba el tiempo mas esfuerzo invertían en rascarse la cabeza y las gotas de sudor que escurrían por sus frentes eran más gordas. Para cuando finalmente obtuve mi dinero, la mujer que me atendía tenía prurito y salpullido, y pensé ¡GRACIAS SANTA!
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
"De grande quiero ser como las trendies"
Los invitamos a unirse a nuestro club de fans internacional "De grande quiero ser como las Trendies". Búscanos en facebook y únete este selecto club de fans.
2 comentarios:
súper Grinch!
oye deberíamos poner a any given chilango en los lectores frecuentes, el es simpático. por cierto, por deberíamos, me refiero a tí.
Publicar un comentario