28 diciembre, 2007

La última del año

Con esta entrada me despido de ustedes por este año, mis incontables lectores, no sin antes desearles lo mejor para el año que empieza.
Llevo toda la semana presentándome en la oficina, que esta francamente desolada. El miércoles asistimos 5 empleados, el jueves 4 y hoy sólo he visto a 2. Ante esta situación he decidido no venir la próxima semana, y dedicarme a lo que verdaderamente me apasiona en la vida: ir a la playa a hacer absolutamente nada, encallar como una ballena a la orilla del mar y no moverme hasta que las quemaduras de segundo grado sean inminentes, o que el hambre sea canija, lo que ocurra primero.

La inactividad propia de mi condición de cachalote y las altas temperaturas de la costa, crearán el entorno perfecto para delirar y reflexionar sobre mis propósitos de año nuevo y para hacer un recuento de los daños del año que se fue. En tanto a los daños, a pesar de que mucha gente (salvo Aline) opina que me veo más joven, jovial y vivaracha que hace unos años, yo me siento cada día más lejana a la juventud y en ocasiones lo único que me recuerda que aún soy muy joven son los barros que me salen en las arrugas. Por otra parte, con el año que se fue, se fue también mi glamour, pero debido a las nuevas normas del Ministry of Silly Walks, este año tendré que recuperarlo o por lo menos aparentarlo, guardar mis Converse y empezar a usar zapatos para ir al trabajo, retomar el uso del cepillo, planchar de vez en cuando la ropa y otras tantas reglas básicas de estilo.

Por lo que se refiere a mis propósitos, todavía no tengo, pero ustedes saben que me gusta fijar mis metas muy por debajo de mis posibilidades, y de esta forma asegurar que pueda cumplirlas, por lo tanto están descartados los siguientes propósitos: 1) bajar de peso, ya que desde hace un par de años, todo el peso lo estoy bajando pero a las caderas, 2) hacer ejercicio, siempre me lo propongo y nunca lo cumplo, así que este año intentare que cosas que hago habitualmente, como los silly walks, los aeróbicos faciales y los de-pilates, sean considerados como disciplinas por el Comité Olímpico Internacional; y 3) dejar de fumar, tomar y de desvelarme. Si dejara de hacerlo estaría en óptimas condiciones, podría hacer ejercicio, sería más lúcida y productiva y no tendría necesidad de tomar siestas en la oficina, pero, si no tomo siesta en la oficina ¿que haría todos los días de 11 a 12?

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