El Jamaicón

Queridos lectores no-mexicanos, existe en la iconografía mexicana un personaje llamado José Villegas "El Jamaicón", futbolista mexicano durante las épocas de los 60 y 70. El bizarro comportamiento de este personaje durante sus encuentros en el extranjero convirtió su nombre en sinónimo de la nostalgia mexicana por la tierra natal. De acuerdo con Wikipedia:

Sindrome del Jamaicón

Existen muchas anécdotas que buscan ilustrar el bajo rendimiento del jugador y en México se dice que alguien sufre el Sindrome del Jamaicón cuando lo invade la nostalgia y no puede realizar adecuadamente sus tareas.

• Preparandose para el Mundial de Chile 1962 se decía que si el Jamaicón había vencido una y otra vez a Garrincha con las Chivas había suficiente defensa para el combinado mexicano. La Federación concertó una gira por Europa y con Ignacio Trelles al mando viajaron a Londres donde disputando partidos de fogueo, Trelles decidió alinear al portero suplente "Piolín" Mota. Al comunicarle la alineación, Mota se preocupo mucho pero le dijo Trelles que no se preocupara por que el Jamaicón estaría para apoyarlo. Ese partido fue una derrota por ocho goles ante la selección inglesa, ese día Villegas no pudo contener al atacante inglés. Al ser entrevistado el Jamaicón por un periodista dijo: "que extrañaba a su mamacita, que llevaba días sin tomarse una birria y que la vida no era vida si no estaba en su tierra."
• De acuerdo con Carlos Calderón la escena se sitúa en Lisboa previo al Mundial de Suecia 1958 donde se ofreció una cena al equipo mexicano. Villegas abandonó la cena y al no aparecer Trelles fue a buscarlo y lo encontró deambulando melancólico en los jardines del hotel y es donde se produce el siguiente diálogo: “¿José ya cenaste, qué haces aquí afuera?”. El Jamaicón le respondió: “Cómo voy a cenar si tienen preparada una cena de rotos. Yo lo que quiero son mis chalupas, unos buenos sopes y no esas porquerías que ni de México son”.

Es entonces normal que al encontrarse una lejos del suelo donde ha nacido y alejada de sus insignias y lábaros patrios, caiga en un espiral de nostalgia y ensoñación. Generalmente este no es mi caso, no porque tenga algo contra México, sino por mi apatía generalizada, pero recientemente, una serie de reportajes musicales de un grupo originario de mi país, los Ranferis, (gracias Cocholatito!) me llenaron de añoranza y evocación de mis natales fiestas y tradiciones.