Hay quienes afirman que los 30 son los nuevos 20. Están en un grave error. Después de todo un año de evaluación de los treinta, me he dado cuenta de que en realidad los 30 son los nuevos 15. Especialmente en el caso de las mujeres.
Los 30 se han convertido para mi en una etapa un tanto incomoda en las que soy demasiado vieja para seguir comportándome como una jovencita (y mi cuerpo, en especial el hígado, se queja cada vez que insisto), pero demasiado irresponsable e inmadura como para asumirme como un adulto en plenitud (en plenitud de carnes si, lo cual es lo más difícil de llevar).
De todo esto me di cuenta hace poco que fui a comprar un vestido para una boda. Tras muchos intentos me di cuenta de la cruda verdad: los vestiditos cortos y vaporosos que usan las jovenzuelas ya no son para mi. Por otra parte los vestidos largos y garigoleados de las señoras son demasiado. No me había sentido así desde que a los 15 era una jovencita escuálida, demasiado alta para la ropa de niñas, pero demasiado enclenque para salir del departamento de infantes.
Al final termine comprando un bonito y elegante vestido/costal que sospecho que es de maternidad, pero resalta mis 2 atributos y esconde bellamente todo lo demás.
Lo que salvo este momento de gran depresión fue la canasta de picnic que me regalaron en mi compra (¿a quien de la habrá ocurrido semejante idea?). Ahora, después de desquitar el vestido en varios bodas, podré usar mi vestido/costal como mantel para darle un buen uso a mi canasta.
2 comentarios:
En dónde compraste tu vestido?? Pregunto porque yo también voy a tener que compara uno igual y pues quiero aprovechar la promoción del mantel y la canasta U_U
Jajaja, canasta??
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