Patada de ahogado

Para nadie es un secreto que este blog está muriendo. A nadie engaño. Quienes lo han seguido durante los últimos cinco años, saben que su mejor momento fue cuando Aline vivía en Alemania y yo vivía en Barcelona. Entonces si pasaban cosas, entonces si teníamos historias que contar. 

Después en México hice un esfuerzo por continuar, dando un nuevo enfoque tras el abandono de Aline. Luego, la madurez que trajeron los años, y la falta de ideas provocada por la comodidad de la rutina le dieron a esta bitácora una fuerte estocada de la que no se ha podido recuperar. 

Con el único fin de recuperar la magia que dio vida a este blog, decidí cambiar de vida, mudarme de país, subir a lo más alto de la escala social y volar a tierras lejanas cargadas de promesas de desarrollo y bonanza. Ahora estoy en Corea. 

Desde este nuevo y lejano hogar procurare narrar las aventuras de esta incipiente trepadora, cuyo único fin es representar dignamente a su terruño, y si es posible ganarse un Premio Nobel de la Paz, o ya de perdis de Literatura, en el intento.

Todavía me siento bastante perdida. No puedo hacer nada sola porque nadie me entiende, no puedo ir a ningún lado porque me pierdo y no puedo leer los letreros que indican el camino a casa. Sin embargo, ya estoy trabajando en esos pequeños detalles y en breve tendrán reportes detallados de la situación. 

La vista desde mi oficina (aprox.)