Hace unos momentos después de leer la noticia de la reciente captura de tres palurdos que pretendían realizar una serie de atentados terroristas en territorio Alemán y más importante, en el estado en el que yo vivo, y más más importante en el aeropuerto que YO utilizo, ¡etúúúpidos!, llamé a Chispa para compartirle mi estado de ánimo psicoparanoico y de franco stress.
Y no soy la única, hay casos peores, hace un par de días me encontraba viajando en una u-bahn (metro, pues) cuando, al parecer por un error en las pantallas de información se generó mucha confusión, la gente se subía, luego se bajaba, luego se volvía a subir, mucha gente se bajo de repente, se suscitó una pelea en la entrada, etc. A pesar del caos que me rodeaba yo me mantuve serena y escuchando mi i-pod. No era el caso de la pequeña y frágil joven Alemana sentada a mi lado quién me lanzaba miradas llenas de angustia, que yo, compasiva y caritativa como soy, fingía no notar. Cuando la u-bahn finalmente arrancó lo hizo sólo para detenerse más adelante, en medio de un túnel, después de un rato realizó la misma maniobra, escuchamos un anuncio ininteligible del conductor y acto seguido, procedió a conducir en reversa (muy inusual). Esto último fue más de lo que mi rubia vecina de asiento pudo aguantar porque sin ningún respeto a mi espacio personal se aferró a mi brazo y empezó a gritar: TERRORISMUUUS!?!?!?, así, con 3 signos de exclamación y otros 3 de interrogación. La gente a nuestro alrededor empezó a ponerse incómoda mientras yo trataba de calmar a la alarmista a mi lado en mi intermitente alemán: no mira mija, tu no te preocupes, lo más seguro es que al conductor se le olvidó pasar tarjeta. Sobra decir me bajé en la siguiente estación y continué mi recorrido a pie.
Pero volviendo al tema de los tres pazgüatos, Chispa y yo comentamos el hecho de que, al parecer, dos de ellos son indígenas Alemanes, que se convirtieron al Islam, seguramente nada más para fregar al prójimo, ante mi asombro Chispa procedió a aclararme: No sé por qué te extrañas, es un caso típico de nomás ve burro y se le antoja viaje, este par nada más oyó asesinatos masivos y dijo: dónde me anoto?
Y no soy la única, hay casos peores, hace un par de días me encontraba viajando en una u-bahn (metro, pues) cuando, al parecer por un error en las pantallas de información se generó mucha confusión, la gente se subía, luego se bajaba, luego se volvía a subir, mucha gente se bajo de repente, se suscitó una pelea en la entrada, etc. A pesar del caos que me rodeaba yo me mantuve serena y escuchando mi i-pod. No era el caso de la pequeña y frágil joven Alemana sentada a mi lado quién me lanzaba miradas llenas de angustia, que yo, compasiva y caritativa como soy, fingía no notar. Cuando la u-bahn finalmente arrancó lo hizo sólo para detenerse más adelante, en medio de un túnel, después de un rato realizó la misma maniobra, escuchamos un anuncio ininteligible del conductor y acto seguido, procedió a conducir en reversa (muy inusual). Esto último fue más de lo que mi rubia vecina de asiento pudo aguantar porque sin ningún respeto a mi espacio personal se aferró a mi brazo y empezó a gritar: TERRORISMUUUS!?!?!?, así, con 3 signos de exclamación y otros 3 de interrogación. La gente a nuestro alrededor empezó a ponerse incómoda mientras yo trataba de calmar a la alarmista a mi lado en mi intermitente alemán: no mira mija, tu no te preocupes, lo más seguro es que al conductor se le olvidó pasar tarjeta. Sobra decir me bajé en la siguiente estación y continué mi recorrido a pie.
Pero volviendo al tema de los tres pazgüatos, Chispa y yo comentamos el hecho de que, al parecer, dos de ellos son indígenas Alemanes, que se convirtieron al Islam, seguramente nada más para fregar al prójimo, ante mi asombro Chispa procedió a aclararme: No sé por qué te extrañas, es un caso típico de nomás ve burro y se le antoja viaje, este par nada más oyó asesinatos masivos y dijo: dónde me anoto?
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