Hoy por primera vez en mucho tiempo, y ante la falta de ropa de uso rudo limpia, me puse una camisa, si, una camisa de botones, limpia y planchada. Cuando me la puse me sentí un poco extraña, no del todo cómoda, pero pensé que se debía a la falta de costumbre de vestirme como lo marcan los canones y el reglamento de mi oficina.
Durante el camino no dejaba de pensar en lo ñoña que me vería con una camisa....
Cuando llegue a la oficina descubrí que mi incomodidad deribaba del hecho de que sólo uno de los 5 botones aceptó permanecer cerrado. Los demás literalmente se reusaron.
No me atrevería a decir que no he engordado o que otrora fui menos frondosa, pero por suerte traia un sweater cerrado que impidió que la gente viera mi desgracia y pensara que además de ñoña estoy que reviento las camisas.
Durante el camino no dejaba de pensar en lo ñoña que me vería con una camisa....
Cuando llegue a la oficina descubrí que mi incomodidad deribaba del hecho de que sólo uno de los 5 botones aceptó permanecer cerrado. Los demás literalmente se reusaron.
No me atrevería a decir que no he engordado o que otrora fui menos frondosa, pero por suerte traia un sweater cerrado que impidió que la gente viera mi desgracia y pensara que además de ñoña estoy que reviento las camisas.
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