05 febrero, 2008

American Beauty... Look Closer



Ah, mi jardín tropical, un lugar paradisiaco lleno de paz espiritual y agradables sensaciones. Un remanso de placer, en el cual disfrutar de un rico café el domingo en la mañana. El perfecto lugar para yacer bajo el sol de Florida y arrullarse mientras el viento mece su abundante follaje, llevando consigo un rico aroma de todo tipo de frutos jugosos y exóticos, mismos que puedo disfrutar frescos, del árbol a mi mesa. Un refugio de un mundo agitado y, además, el perfecto entorno para mi sala de estudios, cuyas ventanas se abren totalmente para incorporarse al apacible exterior.


Todo esto está muy bi
en, excepto:





Excepto, claro, por el pequeño detalle de que corres el riesgo de ser atacado por una zarigüeya a la cual, para efectos de identificación, he decido llamar Cleta.

Como resultado de la imperante necesidad que tengo de terminar de leer dos libros sobre política exterior de Estados Unidos, decidí invertir mi tiempo en investigar más sobre este simpático marsupial, he aquí algunos de los reconfortantes datos que recolecté:
  • Muestra preferencia por sorber la sangre de sus víctimas.
  • No resulta fácil matarla, porque posee una enorme vitalidad y está simpre pronta a emprender la huida (...) Cuando ve cerrada toda posible vía de escape, este marsupial tiene la extraordinaria costumbre de fingirse muerto, con la lengua colgante y los ojos vidriosos: el agresor, entonces, convencido de que el animal está muerto, se aleja; pero, poco después, la zarigüeya se levanta y vuelve renqueante al bosque.
  • ... la gestación dura catorce días, al término de los cuales la hembra pare, o, mejor dicho, transporta las crías -cuyo número varía de cuatro a dieciseis- del útero al marsupio.
  • Originalmente, fueron nativos del este de los Estados Unidos pero fueron introducidos al oeste, probablemente como una fuente de comida durante la Gran Depresión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tiene un cierto toque de ternura

Trendy dijo...

a mi me provoca más ocmo asco y repulsión. Pero me da gusto que Cleta este en el jardín de Aline para recordarle que no todo en la vida, o por lo menos en su paradisiaco palacete, es paz y sosiego...

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