24 julio, 2012

Evaluación semestral


Llevo ya 6 meses en Seúl. Se me han pasado como unos minutos…sin respirar. Sin respirar, cómo me gustaría que fueran mis trayectos a bordo de los taxis de esta ciudad, que nunca dejan de sorprender con sus insospechados aromas. Sin respirar, cómo aquellos que tienen el infortunio de toparse conmigo después de caminar unos minutos bajo el extenuante sol del verano, claro, como ellos est á n geneticamente imposibilitados para transpirar se sorprenden ante cualquier individuo bañado en sudor.

La experiencia ha sido de lo más enriquecedora pues me ha permitido superar todos los miedos nacidos de la ignorancia y los prejuicios. Con esto no quiero decir de ninguna manera que mis miedos y prejuicios estuvieran infundados. Por el contrario, todos ellos han resultado ciertos: si, soy una de las mujeres más altas a la redonda, y justamente por redonda no hay ropa que me quede en ninguna tienda; el idioma resultó tan difícil como lo pensaba o tal vez yo no soy tan inteligente, por suerte mi teléfono lo es y me ha sacado de todas las situaciones difíciles originadas por mi nula capacidad de comunicación; todavía no sé si comen perro, en cuyo caso sería una sopa por demás desabrida dado que sus perros tienen en tamaño cuando más de una rata de tamaño medio. Lo enriquecedor de la experiencia entonces ha sido sobrevivir a mis miedos y por supuesto a mi torpeza (Exhibit A).

Entre las muchas lecciones aprendidas, las más valiosas hasta ahora, y las que estoy segura de que me acompañarán durante el resto de mis andanzas son: 1) no preguntes, es comida y 2) nunca tomes nada por sentado como el uso de desodorante o la tolerancia al alcohol, ni sobrestimes el poder de un escote.

Finalmente diré que Seúl no es una ciudad de una belleza obvia, lo cual invita a explorarla en busca de sus atractivos, los cuales son sumamente reconfortantes para los que se atreven a salir a por ellos. De vez en cuando me regala vistas maravillosas o encuentro en los lugares más inesperados pequeños espacios llenos de calma ajenos al eterno bullicio de la ciudad producido por el tráfico, los altavoces, la gente que invita a entrar a los comercios, y sobre todo el K-Pop que flota en el ambiente.







2 comentarios:

Nilbia dijo...

Gracias vieji, qué buen post. Sigues escribiendo genial, tan fino tu humor como tus observaciones. Te extraño.

Adriana Degetau dijo...

Llego a tu evaluación semestral como seis meses después, ahora, que estoy procrastinando en el mejor blog de esos.
Saludos!!

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