27 junio, 2006

Alemaña, el recuento (Parte 1, de hartas)




Antecedentes
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En el glorioso inicio del milenio, el verano del año 2000, dos frescas, jóvenes, rozagantes, virginales (unas mas que otras), románticas, impolutas y bastante ignorantes (Cf. cuando acusamos a dos Catalanes nacionalistos de ser Etarras), Camila y Aline conocieron las Europas.
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El viaje estuvo lleno de maravillosos recuerdos (y otras aún más esplendorosas lagunas mentales provocadas por los excesos, destaca: "entonces... ¿esta arena significa que estuvimos en la playa?"); sólidas y duraderas nuevas amistades (como Luis, un amable señor que no nos conocía, pero nos hospedó y destapó nuestra bañera llena de mugre y pelos, y con quien siempre estaremos agradecidas), experiencias culturales (como cuando, parada en el Musee D'Orsay ante el lienzo "Origen del Mundo" exclamé: PEELOS PEELOS), y mucho a aprendizaje (como cuando Camila me enseñó a besar en el baño de un bar-biblioteca).
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Uno de los momentos más gloriosos de esta aventura fue cuando, invadidas por una libertad y felicidad indescriptibles, propia de nuestra juventud e incapacidad de concentración, subimos corriendo la Torre Eiffel y, desde ahí, contemplamos un bello atardecer de verano en la ciudad de París, todo era perfecto, todo, TODO... hasta, que escuchamos al marido de una pareja de mexicanos cercana exclamar, y cito: "vieja!, guardando las debidas proporciones, esta ciudad es como Guanajuato, y esta torre como el Pipila".
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Y el punto, porque había un punto, es que, seis años después y un poco más viajada y más leída, quiero decir que Marburg, tierra natal de Justo Chispa, guardando las debidas proporciones, es como el Guanajuato Alemán. Pero quizas con la variante de un bonito Castillo/Universidad, un simpático río que lo atraviesa y un estilo arquitectónico muy definido que denominaré: Casita Playmobil.
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Como dato curioso, la guía Lonely Planet, en su edición Germany, nos dice que: La torre torcida de Marburg no se enderezará hasta que una mujer virgen se gradúe de la Universidad. Esto nos demuestra que todo pueblo tiene su bizarro floklore.

2 comentarios:

Aline dijo...

Bendita seas Pareja! No sólo volviste a escribir, sino que lo haces con impetu, fotos y muchos recuerdos que me hicieron recordar tiempos, que si bien no fueron mejores, fueron el inicio de lo que hoy son un par de vidas medio inutiles, que medio dan el gatazo, y hasta algun despistado pudiera pensar que emocionantes. Estoy ávida por seguir tu relato....
Por cirto me parece que todavía no sabes escribir bien el nombre de tu novio: Jiuston Chispa.

Anónimo dijo...

Qué chidas fotos!!! Algo más que deseo agregar es que debí haber estudiado en esa universidad (jajajajaja)

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