06 noviembre, 2006

Banana Banane

Hay mucho que decir de mi nueva vida en Alemania, podria empezar contando mi terrible experienca de viaje cortesía de British Airways, para quienes siempre habrá odio en mi corazón y cuya calidad se ve excedida en gran medida, por la de la ahora extinta aerolinea mexicana de la prestigiosa categoría Guajolojet: TAESA, que llevaba sustancias psicotrópicas abajo del asiento y a la que se le caían los aviones. En fin, tengo mucho que relatar, sobre mi nuevo depa con biblioteca, candelabros, chimenea y decoración estilo nuveau viejito, que me incita a comprarme una pipa y a ponerle parches a mis saco de tweed o de mi recobrada condición de estudiante, que es la que siempre he odiado más. Pero, si tengo que escoger, y como no tengo tanto tiempo, he de hablar de la basura.
La basura es un gran issue en este lugar, podria decirse que lo alemanes, como nación anal retentiva, se definen por la forma en la que organizan, acomodan, dividen y subdividen y vigilan sus desechos. La organizacion viene de fabrica, cada producto esta marcado con un símbolo distintivo que te indica la categoría de desecho a la que pertenece. Existen hasta 12 categorías y subcategorías posibles en las que puedes dividir tu basura, DOCE, D-O-C-E, todavía no sé de donde se las arreglaron para sacar tiempo y marchar sobre Polonia. Cada desecho, tiene que ser depositado en su consiguiente bolsa, existe un tipo de bolsa de diferente color de acuerdo al desecho, posteriormente cada bolsa con desechos debe ser depositada en el contenedor correspondiente, osea que vas a varios lugares para tirar tu basura, generalmente estos lugares se encuentran cercanos a tu domicilio y en el caso de botellas de plástico existen máquinas que las reciclan de manera instantánea y ante tus ojos, por medio de lasérs y trituradores, en la tienda que corresponda a la botella de plástico. Si el tamano del objeto que quieres desechar es mayor a lo establecido por las normas, entonces tienes que comunicarte con el ayuntamiento, que te indicaran el kiosko al que debes acudir, donde, en conjunto con el sindicato de la basura, acordarás una hora y un lugar donde se llevará a cabo la recolección, este servicio es gratuito pues, al parecer, se trata de una raza "frugal", y durante el tiempo en que este servicio tenía un costo, la gente optó por llevar sus desechos mayores (radios, tvs, muebles, sillas, etc.) al bosque.
Para vigilar el adecuado desempeno de este ir y venir por la ciudad cargando tu basura, los alemanes crearon la figura de "la policía de la basura", cuyos H. agentes tiene la responsabilidad de ir de casa en casa y revisar en los botes (cachos) de la gente, para supervisar que no se te haya ido un pedazo de vidrio café donde va el vidrio verde, si se determina que has incumplido las normas, la organización de la basura del ayuntamiento, (en la que debes darte de alta cuando te mudas a la ciudad y tras tu registro crea una especie de perfil psicológico, que, en base a tus características particulares, determina cuanta basura vas a tirar y, por lo tanto, cuanto debes contribuir para el servicio), te hará llegar una multa a tu domicilio en la brevedad posible.
Ante todo esto uno se pregunta: necesitan otra guerra?

1 comentario:

Aline dijo...

Me resulta muy curioso, que al venir de un sitio donde convivimos tan estrechamente con la basura durante toda la vida, y donde existe gente que hace de la pesca y recolección de basura un estilo de vida, nos causen un shock tan severo la “cultura de la basura” que maneja esta gente civilizada. España, Barcelona, en particular, que aun dista mucho de los niveles de vida alcanzados por Alemania, ha hecho de la pepena una práctica común. La gente, especialmente los estudiantes e inmigrantes, en algunos casos como el mío se juntan las dos características, decoran sus pisos con objetos, muebles y demás enseres domésticos con los restos encontrados los martes de trastes. Así que no es extraño encontrar gente que los martes por la noche, entre 8 y 11, sale de pepena.
Pareja, todavía tenemos tanto que aprender en torno a la basura...

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