23 septiembre, 2008

¡Sana Manzana,!¿que diablos?

En días pasados la Secretaría de Salud, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) y representantes de distintas empresas productoras de alimentos y bebidas firmaron el Código a la Autorregulación de Publicidad en Alimentos y Bebidas dirigida al Público Infantil (Código PABI). Este acuerdo tiene como propósito disminuir la obesidad infantil a través de la regulación a la publicidad de “productos chatarra.” Durante la firma del acuerdo, el Secretario de Salud afirmó que el 40% de los anuncios de televisión dirigidos a niños fomentan la obesidad. Así en teoría, este acuerdo parece ser benéfico considerando que México ocupa el segundo lugar mundial en estadísticas sobre obesidad, ya que 7 de cada 10 mexicanos tienen problemas de peso y una tercera parte de los de los alumnos de primaria y secundaria tienen exceso de peso.

Sin embargo, un grupo de manifestantes organizó una protesta frente a las oficinas de la SEP exigiendo que se retire de las escuelas y se prohíba la venta de “comida chatarra” en las escuelas, al considerar a estas como fábricas de obesidad. Los manifestantes pertenecientes a la asociación “El poder del Consumidor” consideran que el Código PABI beneficia a las empresas productoras, pues éstas podrán seguir fomentando los malos hábitos alimenticios en los niños mediante el uso de la publicidad. Además acusaron a la Secretaria de Educación Pública (SEP) de ser cómplice de las empresas al no prohibir la venta de sus productos en las escuelas.

O sea, las escuelas son fábricas de obesos, pero estas fábricas tienen turnos de sólo cuatro horas. De esas cuatro horas, ¿cuanto tiempo destinan los niños a ingerir bebidas endulzadas y comida chatarra?, ¿Por qué estas pobres, indefensas y descerebradas criaturitas presas fáciles de los monstruos publicitarios tienen que recurrir a la comida chatarra? ¿Quién les da dinero para comprarla? Es más fácil culpar a la SEP que a los papás. Es más útil quejarse de que las escuelas sean una fábrica de obesos a quejarse de que sean una fábrica de analfabetos funcionales. Y sobre todo es muchos más fácil iniciar una campaña en contra de las empresas de comida chatarra que hacerle un lunch saludable al hijo en edad escolar. Por suerte, esta campaña esta condenada al fracaso. Nadie puede pretender seriamente que se prohiba la venta de productos basura en las escuelas, utilizando como botargas de la campaña a “Sana Zanahoria” y “Sana Manzana”


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que estas equivocada. Eso es precisamente lo que quieren y más les conviene a las empresas: que la gente piense que la salud es puramente responsabilidad del individuo. Dejo de lado por un momento a los churrumaíz para explicar mi punto. A principios del siglo XX en Nueva York, las autoridades sanitarias ponían en cuarentena a las personas enfermas de Tifoidea para que no contagiaran a nadie. Era por supuesto mucho más barato que encargarse de limpiar las tomas de agua de la ciudad de donde venía la enfermedad. Mi punto es que desde hace años se sabe que la mejor estrategia para que la población de un país tenga buena salud es promover prácticas preventivas entre ellas una dieta adecuada. Muy pocos países tienen una política al respecto por una razon, porque sale muy caro pelearse con las transnacionales que producen alimentos chatarra. Ellos reclaman su libertad de mercado, de comercio, etc.Eso hacían las empresas de cigarros y siguiendo con este argumento eso deberían hacer los narcos también. Además, ésto sale poco en la prensa, pero esta muy bien documentado. La mayoría de los estudios de nutrición humana están pagados por empresas transnacionales. Kellogg es la más importante. De hecho cada vez que pueden sacar ventaja de poblaciónes ignorantes y pobres lo hacen, por ejemplo Nestle con su promoción del uso de fórmulas para lactantes en vez de leche materna. Todo este show con la sana manzana es porque en año 2000 salió una encuesta masiva de salud que hizo el gobierno. Los resultados son alarmantes: somos el segundo país más obeso del mundo y además, debido a la genética, los mexicanos somos más propensos que otras poblaciones a la diabetes tipo 2. Es una medida preventiva que no se venda a menores comida chatarra en la escuela, porque primero se manda un mensaje incorrecto: Si en la escuela venden papitas no deben ser tan malas, no? Además por estudios estadísticos y epidemiológicos los expertos en salud pública saben que no existe una correlación clara entre la dieta y el nivel de educación. Es decir, no porque los padres sean universitarios sus hijos tienen una dieta correcta. Es por eso que en EU se prohibieron los refrescos en las escuelas. La dieta depende mucho más de otras cosas como por ejemplo de qué tipo de productos hay en el mercado o super de la comunidad y cuánto cuestan.
La prohibición fue un golpe durísimo porque quién crees que ponía un montón de dólares en estas instituciones, que servía para pagar a maestros y patrocinar el equipo de fútbol? Pepsi.
En el caso de la SEP, yo so sé cuanta lana pondrá Coca-Cola pero seguró pone algo y no debe ser tan tranparente.
Finalmente si, la SEP debería tener turnos más largos y ofrecer desayunos más sanos. Pero eso cuesta mucho dinero.
De acuerdo con tu argumento esto también debería ser responsabilidad de los padres, porque si la salud es responsabilidad individual la educación también.
Y como nota feliz para terminar, en Nueva York se prohibió en los restaurantes el uso de los llamados trans-fats, porque son una amenaza a la salud pública. Ellos llevan más años con este problema y el comisionado de salud es uno de los más respetados del mundo. Asi que a mi me parece que vestirse de manzana no está tan grave ni es tan ingenuo. Por lo menos esta gente trata de defender sus derechos como consumidores, la única libertad que nos queda: en dónde cuernos gastarnos el poco dinero que tenemos y qué no nos engañen.
Los churritos deberían traer una leyenda, como los cigarros, con una foto de Elva Esther: si comes esta cochinada radioactiva quedarás así.

Adriana Degetau dijo...

Se escribe Churrumais -con limoncito.
Felicítenme: casi llego al final del comment anónimo.
La cosa está en que tenemos mal gusto. Punto. Y somos unos huevones.
Y cuando vi las botargas, caray, creí que estaba viendo una burla de algún capítulo de Los Simpsons. Parcialmente me hicieron el día.

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