A diferencia de tantas otras, esta Navidad fue verdaderamente especial; para mi y para mi familia, la Navidad adquirió un nuevo significado. Todos trabajamos unidos y felices (unos más que otros, y Marta más que ninguno), para alcanzar un proyecto común; un proyecto lleno de retos, dificultades técnicas y gastronómicas: Un Turducken, esto es, un pavo relleno con un pato, a su vez relleno con un pollo pequeño.
Algunos pensarán que es un exceso o que es algo asqueroso, pero en realidad fue la mejor cena de Navidad que mi familia haya tenido; una bomba de sabor que además nos dejo muchas lecciones sobre la Navidad, pero que nos servirán para toda la vida:
1) El tradicional bacalao es cosa del pasado, hay que dejarlo ir junto con los romeritos o la ensalada de Navidad.
2) La sopa, las ensaladas, la botana, e incluso me atrevería a decir que los postres, no contribuyen para nada a fomentar espíritu navideño, son simples rellenadores. Lo mejor es concentrarse en el plato fuerte.
3) Los usos y costumbres nacionales nos hacen creer que el recalentado es siempre mejor. Quien así piensa es por que su cena nunca ha sido tan buena como la nuestra: ¡no quedó nada para recalentar!
4) La piel del pavo no es suficientemente resistente, y puede romperse ante la presión de las otras dos aves queriendo salir. Por eso es recomendable envolver el pavo en tocino, para evitar que el relleno logre escapar.
5) Los regalos no importan, no importa si Santa Claus no existe, cualquier pretexto es bueno para preparar un turducken y comer como si no hubiera mañana.
1 comentario:
Felicidades a la familia Aviña Zavala! Estoy requete orgullosa de todos sus miembros pero más de Marta, es una diosa!
besos a todos!
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