La traición se paga...

Durante más de dos años me he cortado el cabello con Andrea "La artista". Una verdadera joya del estilismo. Ella me conoce, me consiente, se preocupa por mis necesidades capilares y siempre me ha dejado satisfecha.

Pero en un arranque de desesperación y ante la apretadísima agenda de "La artista" recurrí a un local cercano a mi oficina.

Primero la preocupación de saber quien me iba a cortar, si era buena, si maneja una amplio catálogo de cortes vanguardistas, si va a ser la típica chismosa que no para de hablar mientras te corta, como le voy a explicar que quiero, y si no me entiende, mejor llevo una foto, pero tengo que encontrarla!!!

Luego llegar al salón, el proceso de lavado, la cara de decepción de la mujer ante la escasez de cabello: "¡uuuuy que poquito cabello tienes!, ¿Siempre has sido así?"; y yo pensando "no babosa, me arranque la mitad antes venir", pero respondí "no en realidad es por la quimio..." Además la vergüenza de sacar la foto y " quiero que me dejes así"

 Y riaaaaajale, después de 12 minutos de jalones y navaja (por que nunca la vi usando una tijera) que me deja como el de la esquina superior izquierda:

Lo peor de todo no fue el corte si no que nadie notó la diferencia (sólo Iza que es amor).

Moraleja la traición se paga...

*Post dedicado a Agri Amargaiz, por ser nuestra nueva lectora, seguidora 25 y Embajatriz del Soconusco.