Uno de los componentes básicos de la dieta de mi familia es el tocino. Este suculento manjar puede, según la ocasión, formar parte de cualquiera de los grupos alimenticios básicos. Casi siempre le atribuimos la función de verdura, como acompañamiento de carnes, legumbres, o leguminosas.
Tocino en su versión ensalada, con ejotes y mandarina.
Tocino en su versión ensalada, con ejotes y mandarina.
Por esta razón, el siguiente fragmento de “El Imperio” de Ryszard Kapuscinski me hizo comprender la sabiduría milenaria de mi estirpe:
“El tocino: he aquí en que radica el secreto de la vida. El secreto de la vida y la condición de la libertad. Si no tenéis tocino, es decir, si no tenéis esa elemental y principal riqueza, no seréis libres.”
Claro, es diferente cuando la tenencia de un puerco para hacer tocino significa la única posibilidad de subsistencia en la taiga siberiana durante el estalinismo, a cuando la ingesta masiva de tocino representa, irónicamente, una delgada línea entre la corpulencia y la obesidad.
1 comentario:
o tocinco con calabacitas asadas, champis y cebolla. ñom
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